biografía de san alejo

 

la Biografía de San Alejo


San Alejo mendigo como también es conocido, y es que Alejo era un mendigo que vivía en Edesa, Siria, que de hecho ya era venerado por el pueblo tal como un santo.

De él se conoce por la biografía que escribió una persona anónima después de que falleció el mendigo y al no saber ni su nombre lo llamó <<el hombre de Dios>>. Según lo descrito en esa biografía de Alejo, vivió en tiempos del Obispo Rábula, el cual muere en el año 436.

Se dice que este hombre de Dios como fue llamado, recogía limosna a las puertas de la iglesia y que lo que lograba juntar lo compartía con otras personas de similar pobreza. Pero la realidad sobre este hombre de Dios te dejará sorprendido, sigue la lectura…

¿Quién es San Alejo?

San Alejo
San Alejo

La historia cuenta que San Alejo, de origen romano, nace en el siglo IV D.C. Mientras reinaban los emperadores Honorio y Arcadio. Los padres de Alejo, eran personas con gran piedad y hospitalarios.

Su padre de nombre Eufemiano y su madre Aglaida, pertenecían a la nobleza, su padre por lo general comía solo una vez al día, pero, sin embargo, en su hogar, siempre había personas los cuales acudían para que les ayudaran con los alimentos y ellos estaban contentos de ayudar.

Y así creció San Alejo, con estos buenos ejemplos de sus padres, por tanto, cuando creció, era un hombre culto y muy piadoso, bastante letrado en las Sagradas Escrituras.

Cuando Alejo cumple la mayoría de edad, ya estaba comprometido con una joven de familia principesca, compromiso que hicieron sus padres, y se casó en la iglesia de San Bonifacio, la celebración se dio con bombos y platillos, pero al terminar el festejo Alejo, le dio el anillo de bodas a su esposa y se alejó a su habitación, se vistió como pordiosero y salió de su casa sin dar aviso.

También se quería alejar de la ciudad, así que, caminó hacia las orillas de mar, y encontró una embarcación que salía hacia Asia Menor y así es que se alejó de su localidad, dejando de lado toda vanidad y los placeres.

Anduvo vagando un tiempo y logró llegar así a la ciudad de Edesa y ahí mismo se estableció a las puertas de una iglesia. Y ahí es que vive su vida como mendigo, manteniendo un ayuno muy estricto, pues comía solo pan y agua durante el día, al paso del tiempo, su cuerpo estaba marchito y desapareció la belleza de su rostro.

En casa, todos estaban afligidos por no saber nada de su paradero, como era de esperar, su padre hizo uso de su poder y envió gente para que lo buscara en cualquier parte del mundo.

Muchos de ellos fueron a Edesa, pero no lo reconocieron, incluso hubo quienes le dieron limosna. Fueron 17 años los que vivió en las puertas de la iglesia y fue así que obtuvo la gracia de Dios.

El sacristán de la iglesia donde prácticamente vivía Alejo, tuvo una visión, vio a la Santísima Virgen y le dijo…

<<Aquí en mi iglesia lidera el hombre de Dios, el cual es digno de subir al reino de los cielos, sus oraciones son elevadas hasta Dios tal como incienso y sobre él descansa el Espíritu Santo, tal como, una corona sobre la cabeza de un rey>>

El sacristán entonces, inició una búsqueda, para encontrar al hombre que se había descrito por la Virgen María sobre ese hombre, pero no lo encontraba, así que pidió a la Santa Virgen que le ayudara.

Y la ayuda vino con una nueva visión, en donde ahora escuchaba la voz de la Madre de Dios, quien le dijo que el hombre de Dios era el que se sentaba justo en la puerta de su iglesia y fue entonces que el sacristán invitó a San Alejo a vivir en la iglesia.

La comunidad se daba cuenta de la vida justa de Alejo y empezaron a venerar, entonces, una vez más San Alejo se fue de ese sitio de manera secreta, porque lo que él quería era huir de todas las tentaciones terrenales incluida la fama.

Así que, subió a una embarcación que tenía por destino Sicilia, pero la providencia de Dios hizo que una tormenta desviara su original camino y se enclava en Roma.

San Alejo, en ese momento decide regresar a su hogar, pero no vivía como señor de la casa, sino como extraño, pues era tanto lo que había cambiado físicamente que ni su propio padre lo reconoció, pero con gran entusiasmo lo recibió para darle una vivienda y comida.

Así, tal como vivió en aquella iglesia de Edesa, vivió también en su propia casa por otros 17 años donde con una gran paciencia superó muchas tribulaciones, los siervos de su padre de pronto lo insultaban, se burlaban y por otro lado, escuchaba con tristeza cómo lloraban su madre y su novia a causa de su desaparición.

Pero nada impidió que siguiera con la vida que eligió, cuando llega el momento de abandonar la vida terrenal, en donde estuvo lleno de pobreza y privaciones, experimentaba ahora la alegría de entrar en la vida eterna.

Cuando sucede esto, en la catedral se estaba celebrando la santa misa, y ya para terminar la misma, una voz gloriosa fue escuchada por todos los presentes y se escuchaba desde el altar y les decía…

<<Todos los que están cansado, agobiados vengan a mí, que yo los haré descansar>>

Sintieron mucho temor y cayeron al suelo implorando ¡Señor, ten piedad de nosotros! Y la voz volvió a hablar…

<<Al hombre de Dios tienen que buscar, ya está dejando esta vida, pidan que rece por esta ciudad>>

Y todos se dieron a la tarea de buscar al hombre de Dios, pero nadie sabía dónde podían encontrarlo y una tercera vez la voz se hizo escuchar…

<<En casa de Eufemiano, busquen al hombre de Dios>>

El rey que estaba entre los presentes, voltea hacia Eufemiano y le pregunta… ¿Cómo es que, no dijeras nada poseyendo un grandioso tesoro en tu casa? A lo que el hombre respondió…

<<Pongo a Dios como testigo de que yo no sé nada sobre esto>>

El rey y sus nobles partieron a la casa de Eufemiano para buscar ahí al hombre de Dios. Y encontraron muerto al mendigo que vivía a las puertas de su casa, su rostro brillaba esplendorosamente, un brillo de tipo angelical, y en su mano, traía unas cartas que estaban dirigidas a sus padres, en ellas explicaba todo lo sucedido.

Entonces, todos lo lloraron, en especial su madre y su novia. De inmediato el rey dio la orden de llevar a San Alejo hacia el centro de la ciudad, en donde todos podrían venerarlo y en esos momentos se dieron varios milagros.

Toda una semana estuvo en la catedral el cuerpo de San Alejo, para ser venerado públicamente, después fue colocado en un ataúd de mármol y sorprendentemente surgió una corriente con aroma de mirra que despedía el cuerpo y que impregnó todo el ataúd.

Y los habitantes de la ciudad, fueron ungidos con la esencia de mirra y hubo muchas sanaciones.

Es venerado por la iglesia católica pero también por la ortodoxa, para la primera el día de San Alejo es el 17 de julio, mientras que para la segunda es el 17 de marzo.

Milagros de San Alejo

No hay milagros que se atribuyan a San Alejo, fue suficiente para ser llamado Santo todas las acciones que realizó y por las cuales es admirado, ya que fue capaz de renunciar a toda una vida de lujos, pero en lugar de eso, todo lo que tenía lo donó a los más pobres y seguía ayudando desde donde se encontraba mendigando.

Novena a San Alejo

La novena a San Alejo es una de las oraciones que alcanzó gran popularidad, y es que se ha de rezar cuando se quiere pedir que se alejen personas que quieren hacernos daño, para alejar a los amantes y para todo lo que tenga que ver con la magia negra.

Las novenas son desde tiempos de Jesús las oraciones más realizadas cuando se quiere pedir una gracia por intercesión de un Santo.

Oración a San Alejo para Separar

Este tipo de oración tiene mucho poder, siempre que se realice mediante la intercesión de San Alejo para lograr el objetivo y se realice rápidamente.

Debes hacerla por al menos cinco días seguidos…

<<Glorioso San Alejo, que tienes el poder de alejar de todos los elegidos por nuestro Señor, todo lo malo que los rodea, te suplico que alejes (aquí el nombre de la persona que deseas alejar) de… (aquí el nombre de la persona con la que esté), de toda su vida y de sus caminos, para que no vuelvan a estar juntos nunca más.

San Alejo, te suplico que de la misma manera como llegó a su vida, se aleje y se retire, te suplico que no puedan nunca más estar siquiera cerca, que no puedan estar en la cama, en la mesa, en la casa, que haya sólo rechazo y asco, San Alejo, que no tengan el deseo de estar juntos en intimidad. Separalos definitivamente por favor, San Alejo.

Glorioso San Alejo, te suplico que me cumplas esta petición cuanto antes y que mi ser amado regrese a la casa junto a su familia.

Te doy las gracias San Alejo bendito por oír mis súplicas y atender mi lamento, en respuesta a tu gran poder y como agradecimiento a tu favor concedido, te prometo difundir tu oración, si permites que mi familia se vuelva a unir y separes y alejes a (nuevamente el nombre de las personas que deseas separar) y que no vuelva a entrar en nuestras vidas.

Se reza al final de la oración, también tres Padres Nuestros, tres Aves Marías y tres Glorias.>>

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