¿Por qué Caín mató a Abel?


¿Por qué Caín mató a Abel?

El capítulo 4 del libro del Génesis cuenta el asesinato de Abel por su hermano Caín, y es el primer asesinato de la Biblia. ¿Por qué Caín mató a Abel?

Respuesta de Antoine Nouis, pastor de la Iglesia Reformada de Francia, director de redacción del semanal Réforme.

Sophie de Villeneuve: El Génesis cuenta que Dios rechazó la ofrenda de Caín, pero aceptó la de Abel, lo que enfureció a Caín hasta el punto de matar a su hermano. ¿Por qué rechazó su ofrenda?

Antoine Nouis: Es una cuestión difícil que ha suscitado varias hipótesis. La Biblia dice que Caín ofrece productos del suelo, y Abel un primogénito de su rebaño. Es muy diferente. Los primogénitos remiten a la noción de primicias. En el Primer Testamento se aporta la primera parte del rebaño, o de la cosecha, para manifestar que todo lo que recibimos proviene de Dios. Y, por reconocimiento, se ofrecen a Dios los primeros resultados de su trabajo. Cuando yo era Pastor en una parroquia, a veces se me preguntaba: ¿Qué se debe dar a la Iglesia? Yo respondía: Decidid en conciencia, pero si decidís dar el 3 % de vuestras ganancias, haced de manera que sea el 3 % de la primera parte, y no de la última. Esto representa la misma suma, pero dar el primer 3 % manifiesta un acto de fe, que significa que todo lo que tenemos pertenece a Dios. La Epístola a los Hebreos dice que Abel da su ofrenda «por la fe», pero no Caín. El autor pensaba que había más fe en la ofrenda de Abel que en la de Caín, que no ofrecía si no una parte cualquiera de sus cosechas. Pero yo creo que esto no es el núcleo del texto. Lo que es importante, es que afirma que en nuestro mundo existe la diferencia. La cuestión que se plantea es ¿qué hacemos nosotros de la diferencia? A mi alrededor hay personas más dotadas, más inteligentes, más ricas que yo. Siempre habrá gente más dotada que yo en ciertas cualidades. ¿Cómo lidio con el sentimiento de envidia que esto me puede dar? Me parece que este es el núcleo del relato.

El texto dice que Caín anda irritado, que su rostro está abatido. Es evidente que no está contento, y Dios se lo hace notar.

A. N.: Sí, Dios le pregunta: «¿Por qué estás abatido?», y sobre todo le dice: «El pecado te está acechando como fiera que te codicia, a quien tienes que dominar». Todos tenemos alrededor de nosotros materia de envidias. El texto nos dice que este sentimiento es una amenaza y que Dios nos pide que lo dominemos. Este sentimiento es una fiera pronta a devorarnos. La envidia es algo que me puede corroer. Un versículo de los Proverbios dice que la envidia es como las caries de los huesos. Dios dice a Caín que si se abandona a su sentimiento de envidia, se le corroerá el corazón.

¿Hasta matar a su hermano?

A. N.: Efectivamente, en la historia de Caín y Abel, eso termina en drama y asesinato.

Y la continuación de la historia ¿es tan importante?

A. N.: ¡Claro que sí! Situando el asesinato de Abel por Caín justo al inicio de la historia de la humanidad, la Biblia nos recuerda que la violencia extrema, fratricida y la relación con el otro en su diferencia se sitúan en el origen de nuestra humanidad, de nuestra civilización. Se puede decir que una civilización se juzga de la manera como regula esta violencia primera que es, evidentemente, destructora para toda sociedad.

A pesar de la exhortación divina, Caín no llega a dominarse, y mata a Abel sin decirle nada.

A. N.: El texto hebreo dice exactamente en el versículo 8: «Caín dijo a su hermano Abel. Y, cuando estuvieron en el campo, lo mató». La frase «Caín dijo a su hermano Abel» está rota. Se esperaría que le dijera algo, que es envidioso, que está descontento? Los comentarios de este texto dicen que es una ruptura que tiene sentido, que ahí hay un gran silencio. ¿Qué dice Caín? Absolutamente nada. Los comentarios dicen que una de las causas de la violencia es precisamente que entre los dos hermanos no ha habido una palabra. Cuando hay envidia que no se expresa con palabras, cuando no hay explicación entre hermanos, eso desemboca en la violencia.

Entonces ¿es también una explicación de la violencia?

A. N.: Sí. Y además, cada vez más, los comentarios rabínicos son severos también con Abel. Abel hubiera podido ir hacia su hermano, sabiéndole socavado por la envidia, y los dos hermanos hubieran podido explicarse. Caín ha matado a Abel, pero la responsabilidad de la violencia cae sobre los dos, porque los dos han sido incapaces de una palabra para intentar superar sus diferencias.

En la continuación del texto, Dios proscribe a Caín, pero tiene descendencia y llega a ser el padre de un gran linaje: no resulta, pues, tan maldito.

A. N.: Por supuesto, pero este gran linaje perecerá en el diluvio. Se cita en el Génesis toda la descendencia de Caín, y esta genealogía termina con una frase enigmática: uno de sus descendientes, Lámek, dice a sus dos mujeres: «Yo maté a un hombre por una herida que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí. Caín será vengado siete veces, mas Lámek lo será setenta y siete». Esto evoca una suerte de multiplicación de la violencia. La civilización creada por Caín se ha construido en la violencia y ha perecido en la violencia.

Todo esto cuenta cosas muy antiguas. ¿Esto es actual todavía hoy?

A. N.: Por supuesto: se trata del gran asunto de la relación con la diferencia. ¿Cómo me acepto y acepto la diferencia de mi hermano? Es una cuestión de cada día, el fundamento de la ética, y esto se refiere tanto a las relaciones entre las personas como entre las comunidades o los pueblos. Si el texto de Caín y Abel se sitúa justo al comienzo de la Biblia es para mostrar que esta relación con el hermano en la diferencia es la cuestión fundamental planteada a nuestra humanidad y, por eso, a nosotros hoy.

¿No es también una cuestión de amor? ¿Caín no ha sufrido por no haberse sentido bien amado?

A. N.: Ciertas lecturas de este texto afirman, efectivamente, que Caín, al principio, habría sido más acogido. Pero yo diría que lo importante es lo que se es hoy. Tenemos una historia, hemos sido más o menos amados por nuestros padres, más o menos dañados por la vida? ¿Qué hacemos hoy con esa realidad? ¿Y cómo acogemos la diferencia del otro? Esto es lo esencial de este texto.

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